jueves, 30 de agosto de 2012

PAROV STELAR



Cómo se vive la vida en ese punto,
en plan comerse algo con las manos,
guarrear, mancharse la camisa, 
manchar el sofá,
vivir completamente húmedo, 
vivir desnudo
y con ganas constantes 
de follar.


Pertenecemos al grupo,
nos ponemos morenos bajo el sol.

los días normales (otra vez) 3

No quiero acostarme sin decirlo. Decir nada, hacer nada. Me preguntan ¿qué planes tienes para el domingo? y no sé qué decir, nada, no tengo planes, mi plan es mantenerme vivo, mi plan es no saltar por la ventana, no distraerme demasiado. Mi plan es seguir documentándome, seguir dándole vueltas al poema. 

Madrugar, es decir, levantarme cuando todavía es de noche, preparar café, el momento del café es espectacular, el café con la música de Bach, probablemente La pasión según San Mateo, o alguna misa barroca, o Dvorak, o Fauré, o tal vez Pergolesi. La música coral a las 6 de la mañana y el olor a café es algo que refuerza las paredes celulares. Tal vez este sea el mejor momento del día, el mejor momento cotidiano de nuestra vida. Un tiempo para ti, con los vecinos en sus camas, leer las noticias, masticar unas magdalenas, asomarte al balcón con tu taza favorita en la mano y respirar, beber y respirar, conectar tu mente con ese pequeño mundo metropolitano.  Tal vez oigas algún pájaro, tal vez los servicios municipales de limpieza rieguen las calles. 

Y Dvorak, o Fauré, o tal vez Pergolesi.

lunes, 27 de agosto de 2012

los días normales 2 (otra vez)

A punto de meterme en la cama, lo cual implica dormir escuchando música, tengo que escribir algo para no dar el día definitivamente por perdido. Desde que volví de trabajar he hecho trescientas putas cosas con tal de no sentarme a escribir o a leer. Pero lo jodido es que esto que hago ahora mismo no es escribir, es toquetear, pulsar, guarrear, gilipollear, es cortarme las uñitas de los pies o limpiar con papel higiénico las gotitas de pis de la tapa del váter. Pero ya. 

Me pregunto cómo somos tan cabrones, cómo nos la metemos doblada a nosotros mismos. Ahora que el sueño llega y me da de hostias, justo ahora, me siento y digo venga, escribe algo coño. Pero como apenas mantengo los ojos abiertos, me dejo ir, me digo bueno, me digo que ya mañana, que mejor mañana, que mañana seguro que sí, pues claro, mañana, joder, hoy estoy ya muy cansado. 

Y es verdad que hoy estoy ya muy cansado. Trabajar dignamente es meterle algo punzante y grueso por el culo a la poesía, a mi poesía. Hoy no salvo casi nada. Salvo la vida, salvo el desayuno con galletas de chocolate, el huevo frito de la comida, el agua fría, la cena con pan, tomate, lechuga, jamón, queso y mayonesa. Las 150 abdominales para recordarme que todavía estoy a tiempo. Que no voy a sucumbir tan fácilmente. 

Hoy, la tendinitis repentina en el pié derecho me recuerda lo que soy. Me hace buscar en Google los síntomas, por si acaso fuera otra cosa, un cáncer de tendones, o algo así. Me hace tomar Airtal, me hace tomar Ibuprofeno, me hace tocarme el pié más de la cuenta. Y ya. 

Pero hoy ha habido un momento en que he sonreído de verdad. Venía de sacar dinero del cajero. En una callejuela me cruzo con una furgoneta. Dentro, uno de los repartidores que traen la mercancía a mi trabajo y que casi ni conozco, pero él detiene la furgo, baja la ventanilla y me saluda, hombre! y empieza a hablar. Y sonríe. Me cuenta cosas. Cuando me despido voy hacia mi casa y digo, joder, este tipo, me ha alegrado la tarde. Así de fácil.


domingo, 26 de agosto de 2012

los días normales 1 (otra vez)

Levantarse el sábado a las 6 de la mañana y sentir que tú controlas el mundo, tu mundo. Las cosas empiezan cuando tú decides. Montar en patinete hasta la playa, ver amanecer. Escrito así es muy idílico, pero el significado está en hacer algo que te conecta con el mundo en su estado más natural posible dentro de una ciudad como Barcelona. Te alejas por unos minutos de esos metros cuadrados que llamas hogar y que solo son baldosas y muebles de Ikea que en realidad no necesitas, valdría una tabla cualquiera de madera, un montón de heno, el café en tu taza comprada en Starbucks bien podrías tomártelo en un vaso de los que regalan con la Nocilla. Los libros que compras y que puedes leer gratis en bibliotecas. Ese momento mirando el sol un segundo, cerrar los ojos, volver a mirar el sol. Creer que su energía alimenta tus células. Oyes el mar y no oyes el aire acondicionado del hotel de enfrente de tu casa. Venir a la playa es una decisión que te hace creer que la vida es tuya, que la controlas, cuando lo único que haces en realidad es trabajar 5 ó 6 días por semana para, oh, madrugar un sábado o un domingo y sentir que, ah, estás vivo, puedes ver amanecer, puedes respirar las impurezas, el olor a pis, los estreptococos de las gaviotas y las palomas que vuelan a tu alrededor. Luego ver películas en casa con las que intentas darle un sentido a la vida. Te preocupa el sentido de la vida. Te ocupas mejor dicho, de buscar un sentido, se supone que lo hay, se supone que todo esto para qué. Pero esto es una bolsa vacía que llenas de mierda. Mi cometido es sacar mierda poco a poco. Preguntarme para qué. Al menos preguntando y buscando hago algo con mi tiempo, a algún lugar me llevará, ya sea un estado mental, un sitio concreto en el dormitorio o en Google maps. Porque el mundo es Google maps, la vida es Facebook, con Foursquare por fin descubre dónde estás, y si tienes un pensamiento de repente lo twitteas. No dejes nada en tu interior. Linkea todo lo que tengas. Lo de dentro ya no existe. Si has ido, si de verdad has estado, si lo que viste y viviste tuvo significado para ti, haz una foto, en serio, la vida necesita saber que fue maravilloso. Y cuélgalo en Facebook. 

jueves, 23 de agosto de 2012

TEMBLAD MALDITOS!!!


Después de 7 meses,
vuelvo a tener internet en casa...

jajajajajajaaaa!!!!

El tiempo de la escritura ha vuelto.

domingo, 12 de agosto de 2012

LECTURA DEL LIBRO DE ISAÍAS. Versión 2

Vivir en chandal,
salir del cole y ser, tener,
vivir este minuto que nos toca,
quiero decir, con las mejores zapatillas,
vivir todo este espacio, esta merienda,
a veces te acordabas de un examen,
vivir este sudor con la certeza
de aquel campo de fútbol,
¿y tienes novia?, no, no tengo novia,
pero me gusta
correr entre los coches.

miércoles, 8 de agosto de 2012

LECTURA DEL LIBRO DE ISAÍAS

Vivir en chandal,
salir del cole y ser, tener,
vivir este minuto que nos toca,
quiero decir, con las mejores zapatillas,
todo este espacio,
a veces te acordabas de un examen,
vivir este sudor con la certeza
de aquel campo de fútbol,
¿y tienes novia?, no, no tengo novia,
pero me gusta
correr entre los coches.

martes, 7 de agosto de 2012

en el zoo

Somos animales,
aunque escribamos y nos pongamos togas,
somos depredadores
que olfateamos y pedimos zumos de naranja,
queremos llegar al alimento,
al coño.
Pero no podemos vivir así,
hay que ir al cine,
sacarse un billete de tren,
quedar un viernes o un sábado
y bailar.
Hay que conocerse y agarrarse por el pelo,
dejarle a ella unos calzoncillos limpios
a modo de pantaloncito de pijama

lunes, 6 de agosto de 2012

tengo un plan

qué difícil es esto de escribir, escribir bien, es muy difícil. estoy en el sofá de casa, hoy tengo el día libre, le he dado la vuelta al sofá para poder escribir mientras veo llover por el balcón. justo ahora me acordaba de cosas que hacía cuando era pequeño y he empezado a reírme solo. escribir. qué difícil. quiero sacar de dentro la infancia, es decir, lo que uno era cuando no pensaba en otras cosas, quiero decir, cuando uno se preocupaba del examen de mañana, de poder llegar a casa un poco más tarde, sacar al perro, me gusta Gema, me gusta Sara, ¿tienes novia? no no tengo novia, y así. Cuando me compraba las primeras zapatillas con cámara de aire, con suela de gomaespuma, las Puma Impul-sistem para saltar más alto y tocar el aro. llueve, ¿les dije que llueve?¿quién no ha visto El mismo amor, la misma lluvia? siempre lloro con esa peli, siempre lloro al final, cuando Ricardo Darín, escritor, cuentista, crítico de teatro y cine, después de subir y bajar, después de ese amor que consume y después de intentar suicidarse y los golpes, claro, los golpes de estar vivo, pues digo que, cuando al final, Ricardo, hablando con aquella de siempre, la chica del taxi, la chica de la lluvia, la que sí, que no, que sí, que a tomar por culo todo, cuando le dice que lo único en lo que él es experto es en tener miedo, le dice: en miedo, cátedra. Y luego dice que siempre había creído que iba a triunfar, que todo lo que tocase se convertiría en oro, pero que todo lo que toca se convierte en mierda. Justo ahí, ahí, yo me rompo. tengo miedo, señores. lo peor es que las cosas ni se me convierten en oro, ni se me convierten en mierda, las cosas se me quedan como están, lejos, con su forma de cosas que siguen a lo suyo, barrotes, palitos, dvds, trenes que pasan. me veo incapaz de escribir algo interesante, poema interesante, libro interesante. he perdido la chispa, el juego, esto es lo que tiene madurar, que ves que el mundo sigue siendo el mismo, la vida es esto y ya, esta cosa, este hilillo en la ropa, esta lluvia, este sol, este parte meteorológico, comprar fruta, leer El monje que vendió su Ferrari, la vida no es tu casita en la montaña y perros y gatos que te quieren, la vida no es el triunfo y hacerse rico, eso pensabas, tú, serías tú, grande, poderoso, apretarías las manos con firmeza, olerías a cosas caras, y jojojo y tu piscina y tu cesped y por supuesto esa felicidad que siempre te imaginas, pero tu vida es este ruido de obras y estas ganas de ir a no sé dónde.

sin embargo no me conformo. tengo un plan. primero he de aprender inglés en condiciones. empiezo en septiembre.

domingo, 5 de agosto de 2012

como un dios cualquiera

todavía no he vuelto, pero estoy cerca, quiero decir, que no tengo internet en casa, pensé que podría llevarlo bien, un ser humano que come y bebe y hace ruidos con el cuerpo, ñam ñam, glup glup, ras ras, pero desde que no tengo internet en casa no escribo casi nada en este blog, y este blog ha sido y es mi campo de pruebas, la casi única razón por la que escribo libros, porque primero me apetece sacar cosas y comunicarlas, tú que me lees en esa capital de provincias o ese pueblo o esa biblioteca pública, primero decir hola y cómo estoy y dejarlo escrito en el blog. Sin internet no tengo una razón clara, no hay una utilidad. Quería ahorrar algo de dinero ya que tengo un plan descabellado en el futuro, pero veo que no tener internet implica no escribir, o escribir menos, o escribir peor, por lo que, al igual que hice con el portátil (gastarme 1.049 €) lo haré con las redes inalámbricas. Escribir es más importante que 30 € al mes, que es lo que me dejo cada semana en el quiropráctico. 

Dicho esto, veamos. Estoy en Starbucks. Me he gastado 5€ en café y galleta. Ya no me gusta Starbucks, pero sigo viniendo, no me gusta porque pago 780€ de alquiler y la vida no está para estos gastos. Hay wifi. Límite de tiempo: 45 mins. ¿cuánto llevo? Por favor, avisadme antes de que se acabe para poder actualizar. 

Lo que quiero decir, hoy, ahora, como un dios cualquiera, es que estoy aquí, escribo, pero ya no sé sobre qué escribir. Desde el 2006, año en el que considero que ya empecé a escribir con algo de seriedad, hasta ahora, han pasado 6 años. Miro atrás, veo los 3 libros escritos y otro que estoy terminando, o medio terminando. Veo y leo y digo mmmmmm, Confesiones de un soltero autopoético era un libro de portada poco acertada, unas pollas con alas, cosa del editor, no mía, en él estaban esas cosas de la adolescencia a los 25 años, esas preocupaciones propias, los cafés, los portátiles, las camisetas con estampados, los catálogos de Ikea, la Teoría de la Literatura, follar, follar, follar, mis primeras experiencias con los antidepresivos, algo de porno, miedo siempre, instrucciones para ser escritor, instrucciones para que la gente me dejara en paz, la tele, el aburrimiento, Madrid. 

El segundo libro, Alguien que sea yo, cuyo título es de Arturo, no mío, tenía ese paso adelante que nos da el cumplir años y cambiar de ciudad. Me fui a Alicante, volví a meterme antidepresivos, seguía habiendo sexo pero ya algo menos, pasamos a las preocupaciones acerca de nuestro consumo desaforado, meterme dentro de mí, quién soy, qué soy, por qué necesito ponerme esta bufanda, por qué mi exnovia necesita viajar como el que se pone otra tirita, Andy Warhol, la hipocondría, las marcas, los productos, en general las cosas que cogemos con las manos, las cosas que golpeamos con los pies, lo que toca nuestro cuerpo, lo que penetra nuestra vista, era como una profundidad del yo a través de la superficie de las cosas. Vale.

Durante estos años se iba escribiendo casi solo, casi sin pensarlo, un proyecto: Un ojo izquierdo llamado Danilo T. Brown. Libro que rematé hace pocos meses y que saldrá en septiembre de este año, 2012, en una editorial que dará que hablar según se vaya haciendo grande: Lupercalia (en esta editorial está publicado Carrefour es el Anticristo, un libro de poesía con dos cojones único en su especie). Bueno, este libro es algo más neutro, como un paso al lado, este libro es el mundo visto de manera poética (pero lo poético como yo lo entiendo, no como lo entiende mi abuela o una niña de 15 años). Aquí ya nos dejamos un poco de lado los Starbucks, los Ikeas, pero solo un poco, y propongo un juego sobre el mundo que vemos, la forma de mirar que es radicalmente diferente entre un poeta y un no poeta, pongamos, un presidente del gobierno. Si tu ojo izquierdo se llamara Danilo T. Brown y tuviera vida propia, ¿cómo verías el mundo a través de él? ¿cual es la diferencia entre el ojo derecho, pongamos, el ojo de un presidente del gobierno, y el izquierdo que se llama Danilo T. Brown? Dice Marina, una amiga de Málaga, que es el que más le gusta de los tres. Dice Manuela, una "ex amiga" de Brasil, que es el que menos le gusta de los tres. Yo simplemente digo que como este libro no hay nada publicado actualmente. 

Ahora, en Barcelona, estoy dándole vueltas al cuarto libro. Que no acierto a titular, le he puesto ya 3 títulos diferentes, lo he dado por terminado 4 veces y en realidad ninguna. Quiero que sea lo mejor escrito hasta la fecha, pero estoy seco. Después de todo, ahora estoy en un punto de introspección que me lleva a parecerme al actual Roger Wolfe, un tipo con garra en el pasado, pero desde que se ha formalizado, sus poemas han dejado de palpitar y sangrar. Yo siento lo mismo. Además de que no puedo seguir con los mismos temas, los temas de las cosas que se compran y se usan, que ya le he dado muchas vueltas. Después de mis dos años por Málaga intentando ser un hombre, intentando ser alguien con pareja estable y tener hijos, he escrito sobre la formalidad, sobre la administración de empresas, creo que me he ido confundiendo. Yo seré un puto crío hasta que me muera, no tendré hijos (eso dice Arturo), no tendré novia formal (eso dice Arturo) y lo que tengo que hacer es salir y emborracharme y que me suban las transaminasas y estar a punto de caer para que, por fin, salga de aquí la tragedia del día a día que me trascienda, ya sea un cuchillo, una silla rota, o un osito de peluche. 


Por ahora investigo sobre mi infancia. Veremos que saco en claro.