martes, 27 de septiembre de 2011

TENÍAN 20 AÑOS Y ESTABAN LOCOS

Esto no es una crítica, esto es un después de cenar y antes de acostarme. Hoy llega el libro a la librería y hoy lo leo (el libro se titula, para el que no lo sepa, como este post). Posible primer error, la poesía no viaja en ambulancia como decía un amigo que decía su profesor de literatura del instituto. Pero necesitaba saber, necesitaba conocer. Lo primero que leo de esta antología es la introducción de Luna Miguel, ya había leído algún fragmento de esta introducción por ahí en su blog, el peor fragmento al parecer, porque es una introducción que cumple perfectamente y nos avisa de lo que nos vamos a encontrar, nada petulante ni pretenciosa, me gusta como empieza, eh, vosotros, señores que vivirán dentro de 50 años, 100 años, miradnos, aquí estamos, con dos cojones (no dice esto, pero la idea es la misma). 

El miedo al futuro, la ilusión hacia el presente, muy bien dicho, Luna asume que algunos de estos poetas tal vez no vayan mucho más allá de esta antología, nadie (salvo familia y amigos de rigor) se acordará de ellos dentro de 5 o 10 años, asume, digo, este hecho como posible. Yo no lo asumo, yo lo confirmo, aquí hay jóvenes que no sorprenden, de igual modo que reconozco que he leído cosas muy buenas (David Leo no cuenta, este tío es un fuera de serie y esto lo supe desde el primer día que leí algo suyo) de poetas que, si no se relajan, serán muy muy buenos. Y esto es así porque es que muchos son tannnnn jóvenes. Y ya se sabe que a veces la juventud no es amiga de los grandes libros, sólo los grandes escritores se han pasado por el forro esto de la edad y han escrito algunas de sus mejores obras cuando todavía se la cascaban como monos. Pero en esta antología yo he visto sobre todo juventud. 

De los 27 jóvenes escritores que componen la antología, me quedo con Cristian Alcaraz, David Leo García, Berta García Faet, Constantino Molina y Sara R. Gallardo. Hay otros que tampoco estaban mal y algunos, no muchos, que no me dicen absolutamente nada. Vaya por delante que ya Luna avisaba de la variedad de estilos y poéticas, y tal vez sea eso, no estoy hablando de la calidad poética, más bien reflejo mi gusto personalísimo y sesgadísimo. Últimamente, y gracias de nuevo a Luna, he descubierto a poetas norteamericanos que me revuelven y descolocan (Gaviero, ya estás tardando con tu antología) y que me hacen creer que de verdad hay algo nuevo, de verdad, hay jóvenes con un estética propia, peculiar, nueva, como tiene que ser, jóvenes que escriben ahora de una manera que hace 30 años sería imposible, y esto, esto, es lo que me falta en muchos de los jóvenes y viejos que leo, en este y en otros libros, poetas que los pones en 1980 y no pasa nada, siguen igual. En fin, ya he dicho muchas veces que una de las claves de lo literario, y más aun de la poesía, es la capacidad para sorprendernos, algo que nos obligue a releer el poema porque no nos creemos esta maravilla, qué cabrón, qué cabrón, pensamos mientras lo releemos. Qué hijo de puta. 

En esta antología hay demasiadas piernas, demasiados fluidos, muchas manos que tocan, muchos vientres que tiemblan, muchos, demasiados, besos y bocas que hacen eso. Son 20 años, es inevitable, no es malo, es propio de la edad. Pero a veces se nota mucho. Otras veces, ya lo he dicho, no se nota nada y no sabes si estás ante un joven o ante un señor mayor, porque da igual, el poema se sostiene por sí mismo, y dices, eh, este es bueno (o esta) y como tienes el portátil a mano, buscas su blog y sigues con lo que te interesa. ¡Qué bien que los escritores tengan blogs! En fin, que sí, que está muy bien, esta iniciativa es necesaria, más necesaria que las de Visor, porque es una iniciativa realmente moderna y joven, son poetas que merece la pena descubrir (los que aun no han sido descubiertos) y ya cada uno que valore y decida lo que le gusta y lo que no le gusta, como he hecho yo y que busque en internet más cosas o que se compre sus libros, como haré yo, y los que no te gusten, pues qué se le va a hacer. Yo me llevo 5 de 27. ¿Soy muy exigente? No lo sé, pero oye, esto es casi un 19%. Hay muchos libros de poemas que no merecen ser ni abiertos. Este, no es uno de ellos.

jueves, 22 de septiembre de 2011

poesía del siglo XX y Metal Gerar Solid 2

El lenguaje literario es ya lo menos literario que existe. De verdad. Me dan ganas de llorar o de liarme a tiros cuando leo eso que dice la portada o la colección del libro que voy a leer, la portada dice que es un libro de poemas, un libro de poemas, vaya, lo abro a ver a ver… y efectivamente, encuentro poemas que bien podrían gustarle a mi abuelo o a la novia de mi abuelo, eso era poesía eso era música y no esta cosa ratonera que escuchas todo el rato, qué dices abuelo, no tienes ni puta idea. De verdad, si alguien quiere escribir ahora poesía, por favor, que lea toda la poesía del siglo XX, que la lea bien, que lea bien a Garcilaso y analice algunos sonetos suyos, y a Diego Hurtado de Mendoza un poco, vale, estoy contigo en lágrimas bañado rompiendo el aire siempre con y después de leerlo bien y asimilarlo, después de meterse el endecasílabo y Fernando de Herrera con la barba hacia el polo y las manos abiertas, después de la noche boca arriba y encabalgarse y todo eso, después digo que se dedique en cuerpo y alma a la Playstation, que juegue toda la noche al Metal Gear Solid 2 y al Gran Turismo, que le suden las manos, que viva la vida, que despierte a la hora de comer y que se olvide y que vea mucho la tele y  los programas que te adivinan el futuro, que lea revistas marie claire y entonces aprenderá que los manteles estremecidos o las columnas de ceniza, que las alegres fiebres que huyeron o el vivísimo cáncer lleno de nubes ya no es literatura, que lo fue, sí, y que lo sigue siendo en la Colección Austral, que lo será por mucho tiempo en las pizarras y en los apuntes de los chicos que acuden a Octavio Paz como los cristianos a la comunión los días de fiesta, pero que ahora no nos sirve para expresar con absoluta sinceridad el desconcierto que llevamos, esta cosa líquida y moderna hecha de comics y redes y pequeños textos que dan la vuelta al mundo. Que ahora ya no somos esa linealidad del uno al cinco, a mí cuéntame exactamente eso que soy, lo que hago ahora, la compra, el bolso, algo que puede estar en dos sitios a la vez, el lugar donde veremos un suicidio colectivo. Sería imposible que todo Tab no fuera similar a otros Tabs, dado que consisten en una pantalla brillante y extraplana dentro de un marco resistente y con cantos redondeados. Este sábado, a las once, en Citrón Tapas.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

cómo es eso de triunfar (posibilidad uno)


Cómo es eso de eso de que te invitaron a marcharte y te fuiste. Cómo es eso de tenerlo todo, tenerlo ya, todo. Así, eso de llegar a lo más alto, ser un Rolling Stones, ser un The Beatles, ser un Ken Follet, ser todo un Miguel Ángel Buonarotti. Lo primero tal vez fuera la ciudad, en qué ciudad querrías vivir con tus amigos, o la montaña, el campo, las afueras de algún sitio, lo suyo, últimamente, sería irse a Palo Alto y ser feliz y hacer mucho deporte en un gimnasio caro. ¿Cómo sería tu casa? No una mansión, pero sí una casa grande, techos altos, pocas habitaciones, algo tipo industrial y alguien que limpie y cocine verduras y salsas que no engorden y un par de buenos coches  aparcados, potentes, confortables, que te permitan adelantar sin peligro cuando no viajes en avión. ¿De dónde vendría el dinero? Los derechos de autor, si eres Ken Follet, son suficientes. Pero en realidad eres un poeta respetado, te invitan a exposiciones llenas de mujeres operadas y sus maridos, sin canas, querida te presento a Charles, te sonríen y te admiran. Tú eres delgado, te cuidas por primera vez el cutis, te pones cremas, de pronto eres crudívoro y viajas al Tibet buscando algo que te falta. Allí te compras un jersey de lana y unos calcetines tejidos a mano. En un día normal madrugarías por el sencillo placer de ver como amanece y tomarte un café Nespresso mientras escuchas algo de música clásica. La cocina es grande y la música se oye bien, hola Eugenia, buenos días, lo normal es que después del desayuno te conectes a internet, leas las noticias, facebook, gmail, algunos blogs, mires lo último que ha hecho Tao Lin para imitarle. Luego te obligas a escribir, eres poeta, te pagan por ello, abres caminos, te llaman por teléfono para algunas entrevistas. Escribes sobre el sinsentido de la vida, tú puedes, tú lo sabes, tu única motivación es no volverte loco, aguantar vivo. Tampoco es que viajes demasiado, los aviones, ya se sabe, tal vez fueras feliz en Londres, eres un tipo de ciudad, lo sabes, tal vez Nueva York, aunque tengo que ir, lo he dicho antes, a ver cómo es Palo Alto, si es algo así como vivir en Alicante. Podríamos decir, que ya que estás, te drogas, tienes que descubrir cosas, inventarte historias, la experiencia es lo que cuenta para escribir, si no vives algo nuevo, te vacías, sin nada nuevo que decir pierdes dinero, ya escribiste tu poema a Starbucks, hacer lo mismo con cada cadena de cafeterías o restaurantes no funciona. Por las tardes duermes la siesta y entre unas cosas y otras no te despejas hasta tarde. Por la noche lo normal es ir a algún concierto, exposición o fiesta, te dejas ver, te enteras de lo que hace todo el mundo para imitarlo, mejorarlo, adelantarles, pero te vas pronto a casa, por suerte te vas haciendo mayor y no hay nada más agradable que dormir en casa un mínimo de 6 horas. La felicidad, a los pocos meses, desaparecería, tendrías que leer varios libros de autoayuda e ir al psicólogo, seguramente te harías adicto a algún antidepresivo, para qué molestarse en no ser feliz. Independientemente de todo esto, seguirías yendo a Ikea cada seis o siete meses.

sí, soy hipocondríaco, ¿y usted?

Un lunar nuevo, una manchita roja al lado del pezón y ya le estoy dando vueltas al melanoma, seguro, el sudor frío, me toco ¿me duele? no, pero pica bastante, bueno, peor es el quiste en el epidídimo por el que fui a urgencias pensando en un tumor testicular. En los últimos años he tenido úlceras, sidas, hernias, tumores varios, condilomas, candidiasis, hipertrofia de distintas glándulas, inicios de parkinson, inicios de infartos, taquicardias, hepatitis, cistitis y varotrauma sinusal. Algunas han sido de verdad, otras se las inventaba mi cabeza, pero todas me acojonaron en su momento. Llamaba por teléfono a mi padre, a un amigo, a mi novia, hablar me venía bien ¿papá, qué son las transaminasas? y un lexatín todas las noches.


martes, 20 de septiembre de 2011

hacer lo contrario

Necesito una pizarra, algo grande como una pared donde escribir mis ideas, mis poemas, ver las conexiones que se crean entre ellos. Cada día me parezco menos a mí mismo, cada día me estimulan poéticamente cosas menos poéticas, cosas que no van más allá, la ausencia de mensaje formal, el no decir nada en concreto, no transmitir en esencia casi nada, poner de manifiesto lo que me interesa, las revistas de moda, los testimonios de algunos alpinistas, el no sentido del 90% del día, del 90% de lo que hacemos, leemos, comemos, sudamos. La cotidianidad estúpida a la que nos asimos, nuestra escalera de incendios, sigue la flecha, la normalidad, andar, mover los brazos, pagar las multas. Personas que se parecen a personas, que alguilan habitaciones de hotel y meriendan en los bares. La vida. NO los grandes amores, no los grandes dramas. La poesía después de Auschwitz es como la emoción de tener una lavadora nueva. La poesía después del 11 de septiembre, también.

jueves, 15 de septiembre de 2011

Escritura Buonarotti

El poema está ahí, sólo tienes que quitar la realidad que sobra. No escribo poemas, escribo folios, veo la tele, bebo zumo, escucho música, le doy vueltas a la misma idea, me pongo boca arriba, escribo lo mismo varias veces, el mar, el contemplado, una y otra vez, las variaciones, construyo un bloque de piedra que es un folio, o dos, el poema está ya ahí, lo sé, tardo un tiempo en encontrarlo, pero al final sale. Así es como escribo, sin importancia, decir poema suena demasiado serio, decir poeta, musa, alejandrino, es el temor a no ser bueno, pongo una lavadora, si escribo un poema a la primera me da miedo, prefiero disimular, que viene un barbas, escribo como si no fuera conmigo, cambio de canal, veo un partido, y a veces, casi casi sin querer, empiezo a descodificar toda esa prosa, el mármol, todo lo que le sobra a eso que ya vive dentro del folio y es poema, y a veces cuento sílabas para que todo suene a limpio, lo mejor es no pensar, lo digo en serio, no intentar decir algo demasiado concreto, para eso mando un fax o escribo un post. Creo que estoy completamente inutilizado para la escultura. No sé si me he explicado bien. Poner un verso y luego otro y así del uno al doce no sé hacerlo. ¿Será esto la posmodernidad? ¿Por qué me interesa tanto todo eso que no parece poesía y que, si le quitamos aquello  que le sobra, sí lo es? Encontrarse un pelo en la sopa no es poesía, pero los tiros van por ahí.

domingo, 11 de septiembre de 2011

Charles Darwing y la poesía













La literatura ya no es lo que era, quiero decir, lo que antes era literatura ahora ya no lo es, lo que antes era literatura ahora es imitación, el séquito tras la cruz, aleluya hermanos aleluya. Pero hablemos de poesía. Y oremos. Lo que antes era escrito por obra y gracia del espíritu santo, la inspiración, las drogas, lo que antes era escrito para decir he escrito un poema, estuvo bien en su momento, valió la pena, claro, nos trajo hasta aquí, Quienes hablaron setenta horas seguidas desde el parque a la barra a Bellevue al museo al Puente de Brooklyn, batallón perdido de conversadores platónicos bajando de espaldas las escaleras de escape de los alfeizares del Empire State lejos de la luna, gritando incoherencias, vomitando, susurrando, y es algo necesario y bueno, pero tenemos que seguir, crecer, mirar atrás y apuntarlo en el diario como Peter Handke y evolucionar. Ahora somos física cuántica.

Intentaré decirlo finamente: estoy hasta los cojones de leer siempre lo mismo, el cartón, el ladrillo, el taco de madera, leer siempre el corazón, leer siempre la lluvia, leer siempre lo de siempre, el sentimiento, el odio, la locura. Tengo una soledad tan concurrida, y viceversa. Ver amanecer está muy visto, ya nadie ve realmente amanecer, cuando amanece o estás en el metro, o estás en la ducha, o estás viendo porno en internet. Ahora, hoy, la poesía está en Palo Alto. En Palo Alto todo el mundo es joven y feliz, el dedo creador de las start ups, la vida alegre del pantalón del pijama y la tecnología, pero no se trata de decir Google, Twitter, Facebook, no se trata del mensaje por Skype que no llega, el ruido de la tele y toda la música gratis. Si nuestra vida cambia ¿por qué no lo hace nuestro modo de sentir y de comunicar lo que sentimos? Ya no se trata de profundizar porque lo profundo no se entiende como antes, ahora hay que tocar, enlazar, hacer networking, el poema debe ser la malla que todo lo conecta, el poema dice que ahora, hoy, cualquier color nos vale para ir a Starbucks, que todo queda bien mientras se consiga de nuevo la extrañeza que nos falta, la sorpresa, el discurso audiovisual que diga algo y que se entienda. El oh! el ah! el caramba! de Wim Wenders, jamás hubo tantos motivos para llegar al paroxismo poético como ahora. Toda la poesía del romanticismo alemán no me conmueve tanto como un catálogo de Ikea o la revista Mujer Hoy. Esto es así ahora, hoy, tenemos que aceptarlo en nombre de la literatura. Hay una conmoción estética en todos los muros de Facebook y no entiendo por qué ningún poeta habla de ello. La sorpresa de cada título en los poemas de John Ashbery, por ejemplo.

sábado, 3 de septiembre de 2011

¿POR QUÉ HAY UN PLATO QUE GIRA DENTRO DEL MICROONDAS?


Selección de algunos de mis mejores poemas o, al menos, algunos de los que más me gustan, en edición artesanal limitadísima en Ediciones Liliputienses. ¡Qué bien! La selección incluye además varios poemas inéditos. La tirada es de 50 ejemplares.

Una maravillosa sorpresa en el día de mi cumpleaños.