Esto no es una crítica, esto es un después de cenar y
antes de acostarme. Hoy llega el libro a la librería y hoy lo leo (el libro se titula, para el que no lo sepa, como este post). Posible
primer error, la poesía no viaja en ambulancia como decía un amigo que decía su
profesor de literatura del instituto. Pero necesitaba saber, necesitaba
conocer. Lo primero que leo de esta antología es la introducción de Luna
Miguel, ya había leído algún fragmento de esta introducción por ahí en su blog,
el peor fragmento al parecer, porque es una introducción que cumple
perfectamente y nos avisa de lo que nos vamos a encontrar, nada petulante ni
pretenciosa, me gusta como empieza, eh, vosotros, señores que vivirán dentro de
50 años, 100 años, miradnos, aquí estamos, con dos cojones (no dice esto, pero
la idea es la misma).
El miedo al futuro, la ilusión
hacia el presente, muy bien dicho, Luna asume que algunos de estos poetas tal
vez no vayan mucho más allá de esta antología, nadie (salvo familia y amigos de
rigor) se acordará de ellos dentro de 5 o 10 años, asume, digo, este hecho como
posible. Yo no lo asumo, yo lo confirmo, aquí hay jóvenes que no sorprenden, de
igual modo que reconozco que he leído cosas muy buenas (David Leo no cuenta,
este tío es un fuera de serie y esto lo supe desde el primer día que leí algo
suyo) de poetas que, si no se relajan, serán muy muy buenos. Y esto es así
porque es que muchos son tannnnn jóvenes. Y ya se sabe que a veces la juventud
no es amiga de los grandes libros, sólo los grandes escritores se han pasado
por el forro esto de la edad y han escrito algunas de sus mejores obras cuando
todavía se la cascaban como monos. Pero en esta antología yo he visto sobre
todo juventud.
De los 27 jóvenes escritores que
componen la antología, me quedo con Cristian Alcaraz, David Leo García, Berta
García Faet, Constantino Molina y Sara R. Gallardo. Hay otros que tampoco
estaban mal y algunos, no muchos, que no me dicen absolutamente nada. Vaya por
delante que ya Luna avisaba de la variedad de estilos y poéticas, y tal vez sea
eso, no estoy hablando de la calidad poética, más bien reflejo mi gusto
personalísimo y sesgadísimo. Últimamente, y gracias de nuevo a Luna, he
descubierto a poetas norteamericanos que me revuelven y descolocan (Gaviero, ya
estás tardando con tu antología) y que me hacen creer que de verdad hay algo
nuevo, de verdad, hay jóvenes con un estética propia, peculiar, nueva, como
tiene que ser, jóvenes que escriben ahora de una manera que hace 30 años sería
imposible, y esto, esto, es lo que me falta en muchos de los jóvenes y viejos
que leo, en este y en otros libros, poetas que los pones en 1980 y no pasa
nada, siguen igual. En fin, ya he dicho muchas veces que una de las claves de
lo literario, y más aun de la poesía, es la capacidad para sorprendernos, algo
que nos obligue a releer el poema porque no nos creemos esta maravilla, qué
cabrón, qué cabrón, pensamos mientras lo releemos. Qué hijo de puta.
En
esta antología hay demasiadas piernas, demasiados fluidos, muchas manos que
tocan, muchos vientres que tiemblan, muchos, demasiados, besos y bocas que
hacen eso. Son 20 años, es inevitable, no es malo, es propio de la edad. Pero a
veces se nota mucho. Otras veces, ya lo he dicho, no se nota nada y no sabes si
estás ante un joven o ante un señor mayor, porque da igual, el poema se
sostiene por sí mismo, y dices, eh, este es bueno (o esta) y como tienes el
portátil a mano, buscas su blog y sigues con lo que te interesa. ¡Qué bien que
los escritores tengan blogs! En fin, que sí, que está muy bien, esta iniciativa
es necesaria, más necesaria que las de Visor, porque es una iniciativa
realmente moderna y joven, son poetas que merece la pena descubrir (los que aun
no han sido descubiertos) y ya cada uno que valore y decida lo que le gusta y lo
que no le gusta, como he hecho yo y que busque en internet más cosas o que se
compre sus libros, como haré yo, y los que no te gusten, pues qué se le va a
hacer. Yo me llevo 5 de 27. ¿Soy muy exigente? No lo sé, pero oye, esto es casi
un 19%. Hay muchos libros de poemas que no merecen ser ni abiertos. Este, no es
uno de ellos.